Va por vosotr@s

"Literangelatura", es mi asignatura pendiente, pero a la vez mi preferida. Mediante las letras expreso sentimientos, describo sensaciones, y lo mejor: invento y sueño.
Este blog está dedicado a todos los que escriben, a todos los que sueñan, a los contadores de historias, a los rimadores de versos y poetas anónimos...
Hay tanto talento en los cajones de las mesitas de noche...

martes, 29 de abril de 2014

Basado en hechos reales



I.- El Encuentro: Calle San Agustín – Filosofía y Letras
 
Era una calle angosta, ceñida y empedrada,
con iglesia, palacio y un antiguo convento:
La vieja facultad, con arcos, escaleras,
y un gran patio central.
En esa encrucijada, de cerca vigilada
por la única torre de nuestra catedral.
En esa estrecha calle, descubrí a mi princesa.
Percibí su sonrisa, frágil como el cristal.
Su mirada inocente me envolvió,
de repente, en el frío escalón,
de aquel viejo portal.
En esa estrecha calle:
mi vida comenzó.
 
 
II.- Declaración: El Puerto
 
Sobre cemento cúbico, dejados al azar.
Anochece en el puerto, perfilado horizonte
de malvas y celestes, de olor a sal.
Tu cuerpo junto al mío, y ambos
frente al mar.
-¡Sí, quiero!
En el “Vespino” rojo, de vuelta a la ciudad,
te robé el primer beso, abreviado y fugaz.
Se lo llevó la brisa, suave, de Junio.
 
 
III.- El Comienzo: Jardines de Pedro Luis Alonso
 
Fue bajo los naranjos de aquél jardín geométrico,
frente a los diminutos surtidores de gotas,
que una y otra vez, se hundían arqueados, 
en la fuente central de aguas cristalinas.
Sentados en el banco de estrechas tablas verdes,
rastreaban nuestras manos, bajo el montón de ropa,
centímetro a centímetro, el tacto de la piel.
Subterráneas caricias,  juegos prohibidos,
furtivos besuqueos, de labios encendidos,
golosos caramelos de dulce miel.
 
 
IV.- La madurez –  Reflexiones
 
Yo no madrugo para que los dioses me ayuden.
Ni para que amanezca más temprano.
Lo hago para contemplar tu cuerpo desnudo.
Sin rozarlo, para no despertarte,
una y otra vez lo repaso con mis manos,
a una micra de tu piel.
Necesito tu calor, en este instante.
No dejaré correr, sin saborearla,
ni una gota de agua por tu cuerpo.
Aunque no haya que beberla,
Con ella me ahogaré.
No me hagas llorar, que bien te quiero.
Salobre prolongación de mi iris: lágrima.
Gota contenida, que sin ti, muero.
Déjame que beba de tu sentido común.
Me embriaga tanta sensatez.
Déjame beber de tu eterna paciencia.
No seré la gota que el vaso colme.
Déjame empapado de tu infinita ternura.
Que nunca me secaré.
 
 
V.- Los inconvenientes – Llueve
 
Se desmorona el cielo en gotas siderales.
En minúsculas partículas de H2 O.
Llueve.
Se impregna el suelo de lágrimas celestes.
Olvidé mi paraguas, en este jardín siempre hace sol.
Llueve.
Caracolas minúsculas inundan tus cabellos, rizos naturales.
El agua deambula por tus labios, remarcando su color.
Llueve.
En tu melena rebusco arco-iris de siete colores.
Persigo, distraído, con la vista el rocío en una flor.
Llueve.
La punta de mi lengua toca el cielo de tu boca,
buscando los sabores, vainilla y menta.
Llueve.
Las mariposas blancas buscan refugio en tu cintura,
atraídas por la luz,
Entre algodonosas nubes, agujas infiltradas: tu frescura.
El cielo se torna azul.
Ya no llueve.
 
 
VI.- Epílogo
 
Más en la enfermedad que en la salud,
sean estas rimas de libres versos,
una declaración de amor y gratitud,
por estar junto a mí, y por tus besos.
 
¡Te quiero!