Va por vosotr@s

"Literangelatura", es mi asignatura pendiente, pero a la vez mi preferida. Mediante las letras expreso sentimientos, describo sensaciones, y lo mejor: invento y sueño.
Este blog está dedicado a todos los que escriben, a todos los que sueñan, a los contadores de historias, a los rimadores de versos y poetas anónimos...
Hay tanto talento en los cajones de las mesitas de noche...

lunes, 10 de septiembre de 2018

Diálogos en un manicomio



LA CARACOLA

-Derecha o izquierda –Enseña las manos cerradas-
-Izquierda
-¡Premio! –Abre la mano izquierda.
-¡Qué bonita! Una caracola.
-Para ti.
-¿Se oye el mar?
-Y los océanos.
-¿Cómo?
-Acércala a tu oído.
-¡Oigo las olas!
-Salúdalas.
-Hola, ola.
-Cambia de oído.
-Se oyen gaviotas.
-La caracola es parte de un tesoro.
-¿Un tesoro?
-Sí. Un cofre repleto de caracolas.
-¡Vamos a por él!
-Solamente yo tengo el mapa.
-Mentira.
-¿A qué sí, Barbanegra? –Le preguntó a un hombre con barba, que paseaba por el jardín-
-Sí. Está detrás del banco de piedra. En una cueva de la montaña. Muy lejos.
-¡Vaya!
-Algún día, cuando no estés cansada, te llevaré a la cueva del tesoro.
-Mañana.
-Temprano.
-Las cuevas no abren antes de las once.

Diálogos en un manicomio


EL GORRIONCILLO

-¡Buenos días! –Se acerca al banco-
-Adivina lo que tengo entre las manos.
-Un submarino.
-No. Frío, frío.
-Un tractor.
-No. Pío, pío.
-¡Oh un pajarito!
-Un gorrioncillo. –Se lo enseña-
-En mi casa los pintaban de amarillo. Se llamaban canarios.
-¿Y cantaban?
-Mucho
-Este no canta, pía.
-Estaban presos en cajas con barrotes.
-¿Y cantaban en la prisión?
-Sí. Canciones de libertad.
-Gorrioncillo será libre.
-¿Qué come?
-Migajas de pan y hormigas.
-¿Me dejas acariciarlo?
-Claro. Tócalo.
-Qué plumas más suaves. –Lo acaricia-
-Son de jefe indio.
-De “Gorrión Sentado” –El pájaro pía-
-Se quiere marchar.
-A su árbol. Libre. –Revolotea hasta una rama-
-Hasta que el gato quiera.
-Los gatos no vuelan.
-Pero tienen siete vidas.
-¿Tú cuántas vidas tiene?
-Soy inmortal.
-Como el gorrión.
-Pío, pío. –Pía el pájaro desde su rama-

miércoles, 5 de septiembre de 2018

Diálogos en el manicomio



COMO LOS NOVIOS DE VERDAD

-¿Salimos al jardín?.
-Está lloviendo.
-Ya ha parado.
-Todos los bancos están llenos de gotitas.
-Pues, vamos a pasear.
-¿De la mano?
-Sí, como los novios de verdad.
-¡Vamos!  -Salen cogidos de la mano-
-Mira un caracol. –Señala con el dedo índice-
-Sal sal sal caracol, saca los cuernos al sol.
-Un rayo de sol...
-Oh Oh Oh. –Gritan los dos al mismo tiempo-
-Mira al cielo, la curva de colores.
-Eso es el arco iris.
-¿Con qué color te quedarías?
-Yo con el naranja.
-Yo con el amarillo.
-¡Corre, corre, qué te pillo! –Echa a correr-
-Tonto. No me dejes sola. –Lloriquea-
-No vayas a llorar. –Se detiene-
-¿Me besas?
-En la boca, como los novios de verdad.
-Bajo la lluvia. –Ha comenzado a llover de nuevo-

Diálogos en un manicomio



LA PIEDRA NEGRA

-¿Qué me traes?
-Una piedra.
-A ver.
-Es negra y brilla
-¡Qué bonita!
-Me han dicho que da suerte –Sonríe-
-¿Por qué?
-Porque tiene cuatro hojas.
-¿Como los tréboles?
-Sí –Carcajadas-
-¿Y canta? –Sonríe-
-No. Silba. –Silba-
-Otra vez.
-Silba-
-Qué bien suena.
-Es que es negra.
-¿Y  las blancas?
-Son mudas.
-¿Y sordas?
-No. Sólo mudas. -Silba-
-¡Qué suerte tengo!
-¿Te puedo besar?
-¿La piedra negra?
-No. Tus labios rojos.
-Sí. –Cierra los ojos-

Diálogos en un manicomio



LA LUNA

-¿Qué miras?
-La luna.
-Está llena.
-No. Está repleta.
-¿De qué?
-De luz blanca
-¿La apago? – Sopla-
-Jajaja. No puedes. –Sonríe-
-Tráemela.
-No alcanzo. –Estira el brazo-
-Más alto.
-No llego. –Estira más el brazo-
-Ya no la quiero.
-¿Por qué?
-Porque quiero una estrella. –Sonríe-
-Eso sí, toma. –La besa en la mejilla.
-Sonríen-

Diálogos en un manicomio



UN BESO

-¿En qué piensas?
-En tu pupila azul.
-Y en qué más.
-En tu pupitre verde.
Y tú ¿qué miras?
-Las margaritas tristes.
-¿Por qué están tristes?
-Porque no la regaron.
-Están marchitas.
-No. Están sedientas.
-¿Me das la mano? –Sonríe-
-Y un beso, también. –Sonríe-
-¿En la boca?
-En el viento.
-¿En la mejilla?
-En el cielo.
-¿De mi boca? –Sonríe-

miércoles, 23 de mayo de 2018

La Oración del Tiempo


Yo soy el presunto asesino
de mis horas muertas.
Soy el cruel carcelero
de mi tiempo libre.
El explorador y aventurero
de mi tiempo perdido.

Viajo en el tiempo,
pasado por agua.
Me entierro en horas y minutos.
No se si resucitaré al tercer día,
en el cuarto oscuro
o en el quinto pino.

Conjugo el tiempo verbal.
En un pretérito,
sería pluscuamperfecto.
Yo había sido.
No soy, solo fui.
Y a lo mejor seré.

Y cuando el verbo
se haga carne,
pararé el tiempo,
para amarte por siempre,
AMÉN.

viernes, 11 de mayo de 2018

Potencia.



La potencia del motor de las embarcaciones se mide en caballitos de mar.

El apetito literario


Yo soy un escritor omnívoro, lo mismo escribo prosa que poesía.
Hay autores carnívoros, que solamente escriben prosa.
También están los vegetarianos, que nada más se alimentan de poesías.

Desafiando a los refranes


“Los martes, ni te cases, ni te embarques”

Nos casamos un martes en la cubierta del Titanic.

Quemar libros


Quemar libros sólo sirve para caldear el ambiente.
Las ideas no se calcinan, se propagan y difunden con las cenizas.
He troquelado las ochocientas páginas de
“La interpretación de los sueños” de Sigmund Freud, en mariposas, que vuelan con las alas repletas de palabras.
He recortado cientos de nubes cargadas  de  textos, y estrellas que brillan en la noche oscura de papel, que velan nuestros sueños.
La cultura es inquebrantable, se crea, se transforma, pero no se destruye.
La fórmula de la cultura es igual a mariposas por estrellas, dividido entre nubes, elevado al cuadrado de los sueños.

El manicomio blanco y negro


Sentado en el banco blanco, intento hablar con mi sombra.

En el jardín del psiquiátrico no hay lugar para colores.

Se me acabó el tabaco y el alcohol de 96.

Los árboles son blancos, las flores grises, mi sombra es negra.

El sol calienta mi locura, la luna enfría mi razón.

El rojo y el verde intentan colarse en el manicomio blanco y negro, pero el guarda de la puerta lo impide.

En este lugar inhóspito no hay sitio para los arco iris.

Va a llover, me levanto y camino descalzo por una alfombra de hojas secas, que crujen como viles cucarachas. No tengo paraguas.

-Como te envidio. Le grito a mi sombra. No puedo correr, me voy a mojar.

Mi sombra se vuelve y se ríe. Yo le escupo y esquiva mi saliva.

El cielo se oscurece y la tormenta aumenta.

Se diluye mi sombra tras truenos y rayos.

Solo, loco y empapado, mi sombra me ha traicionado.