Va por vosotr@s

"Literangelatura", es mi asignatura pendiente, pero a la vez mi preferida. Mediante las letras expreso sentimientos, describo sensaciones, y lo mejor: invento y sueño.
Este blog está dedicado a todos los que escriben, a todos los que sueñan, a los contadores de historias, a los rimadores de versos y poetas anónimos...
Hay tanto talento en los cajones de las mesitas de noche...

martes, 13 de septiembre de 2016

Todo es mentira...


Todo es mentira.

Hay tanta falsedad en lo que nos cuentan.
Ya es tarde. Ahora a quién le digo yo, que no es verdad.
Que no existe el túnel, que no viene ninguna luz a buscarte.
A quién le cuento yo que esto es una mierda, que huele mal, que no hay luz y que hace frío, mucho frío.
Ni rastro de seres queridos y conocidos que ya fallecieron.
Estáis equivocados. Anuncian la muerte, proclaman la resurrección.
Predicáis sin conocer la realidad.
¿Ha vuelto alguien para contarnos lo que vieron? Un ciego, quizás.
Falsos profetas, charlatanes, gordinflones locuaces, parlanchines calvos, impertinentes de la fe, mensajeros de dioses, estúpidos necios...  Todos mienten, faltan a la verdad.
Pecadores, lanzad piedras y seréis libres.
Predicadores del desierto, torturad a los granos de arenas y a las rocas milenarias, con vuestras patrañas y calumnias. Levantad vuestros falsos testimonios y farsas.
Todo es teatro, actores, luces, público, escenario, telón y acción. Comienza la mentira más grande jamás contada. La tragedia griega con sus máscaras inexpresivas.
Historias de la desidia y de la indiferencia.
¿Por qué nadie me acompañó en mi última cena?
¿Por qué nadie quiso comer conmigo un mendrugo de pan y un sorbo de vino?
Yo no advertí ni la sangre, ni el cuerpo de nadie.
Cené solo, bajo la sombra de un ahorcado, suspendido de un olivo centenario. En el bosque de la ingratitud, sobre un puñado de monedas.
Os habéis apresurado a vender mis pertenencias a los mercaderes del templo.
Cerraron las puertas del arca, justo antes del diluvio del universo. Se han llevado a todos los animales.
Me dejaron solo con los peces.
Ellos con branquias, yo con pulmones.
Ellos sin memoria, yo con historia.
Ellos bajo el agua, yo sobre las tablas de los diez mandamientos.
Dios aprieta, pero no ahoga.
Hablo y nadie me responde. La Torre de Babel está llena de cadáveres, que no paran de incomunicarse en cientos de dialectos e idiomas distintos.
Busqué a Eva en el paraíso, entre los árboles y bajo las piedras.
Tan sólo encontré una serpiente y un puñado de manzanas verdes y podridas con gusanos. La única roja está ya mordisqueada.
Yo, que he sido hijo único, no entiendo por qué los hermanos, Caín y Abel, se matan a pedradas.
¿Hay alguien ahí? Necesito ayuda para llevar la cruz. ¡Ya no queda nadie!
Entonces, quién me clavará. Tendré que practicar la autoflagelación.
Coronado y Rey serás, dice el cartelito del roscón de Reyes.
No esperaba ese tipo de coronas, repletas de flores, que huelen a muerte.
“Tus amigos no te olvidan”
Yo, ya los olvidé, no me acuerdo de quienes son mis amigos.
Y el Ángel del Señor, anunció a María: volvemos en siete minutos.
La clepsidra comienza la cuenta atrás: siete, seis, cinco, cuatro, tres, dos, uno.
Ignition...
Y el Espíritu Santo se lanzó al espacio.
Ahórrate las cerillas, incinerador, ya estoy quemado.
Una palabra tuya bastará para sanarme, pero se hizo el silencio.
Dios mío. ¿Por qué me has abandonado?
Nadie respondió.
Entonces es que, también, he muerto en la vida, después de la vida.
Sigo a oscuras. Si hay algún muerto ahí, que hable ahora o que calle para siempre.
No resucité al tercer día.
Todo es mentira.