Me hundo en mi miseria,
vacío de piedad.
No quiero ayuda que me
ampare,
en esta triste feria.
Ni mano que me saque
de esta infelicidad.
Rastreo en la basura
de mi mustia existencia,
la pena más oscura
de la mala experiencia,
que me tocó vivir.
Luchar con la más dura,
sin defensa, ni escudos.
Los puntos de sutura,
son los testigos mudos
de mi lento sufrir.
Me arrastro por la vida
y, me pregunto, a solas
si es bien merecida,
la pena y la condena,
que el cielo me destina.
Aquí y ahora declaro
bajo fiel juramento,
que si ya no he marchado,
son por esos momentos
de luz y de pasión,
que tú me has regalado.